viernes, 1 de julio de 2011

El Boxeo en San Luis un deporte que crece dia a dia


Es uno de los deportes más antiguos del mundo. San Luis vivió una etapa de oro en la década del ’70. Hoy quiere resurgir. Profesionales y amateurs pugnan para concretar esos sueños.
Hoy día mucho se ha hablado se habla y se hablará de uno de los deportes más cuestionados en el mundo. El boxeo. Deporte que por milenios a reunido a masas importantes de gente, y que salió de las entrañas mismas de las necesidades económicas primero, de las necesidades afectivas para muchos y en otros casos por querer ser alguien en el deporte de los puños. Se lo ha catalogado como “el duro y difícil deporte de los puños”, o “el viril deporte de los puños” lo cierto es que el boxeo también llamado a veces boxeo inglés o boxeo irlandés y coloquialmente como box, es un deporte de contacto en el que dos contrincantes luchan utilizando únicamente sus puños con guantes, golpeando a su adversario de la cintura hacia arriba, dentro de un cuadrilátero especialmente diseñado a tal fin, (aunque alguna vez hubo un ring redondo) en breves secuencias de lucha de-nominadas asaltos o rounds y de acuerdo a un preciso reglamento, se encuentra hoy, buscando un lugar en lo más alto de la consideración del público. El boxeo ha sido parte de la cultura popular moderna de varios países, al ser plasmado en canciones, en obras cinematográficas y en otras formas y diversos objetos. Representaciones de boxeadores han sido creadas en esculturas, y caricaturas y carteles han sido vehículos de expresión de ideas, críticas o ángulos políticos. Pinturas artísticas han reflejado algún evento del boxeo, y en filatelia, diversos diseños en estampillas han circulado celebran-do tanto al deporte como al deportista. Se han escrito libros y se han publicado revistas. Del boxeo se han derivado artículos novedosos, como por ejemplo llaveros, juguetes y videojuegos. Tanto en la ciudad de Villa Mercedes como en la capital provincial de San Luis, la actividad viene tomando un auge considerable en los últimos años. Nunca será como la década del ’70 donde se lucieron boxeado-res como José Alberto Vega, Abraham “Chiqui” Valenzuela, el chubutense Pedro César Duarte, después las apariciones fugaces pero apariciones al fin de Ocaña, Héctor “El Zorro” Muñoz, Héctor “Cloroformo” Alvarez, el malo-grado “Pinocho” Muñoz, el des-aparecido Victoriano García, “Rocky” Flores, Tapia, Gauna y tantos otros. En tanto en Villa Mercedes, marcaban posiciones, Simón Escobar, Abel Celestino Bailone (los dos fueron campeones argentinos y sudamericano el segundo), también iniciaron sus caminos, “Tormenta” Algarañaz, “Polvorita” Escobar, por nombrar a algunos. Pero como todo pasa y cambia o al revés, “El duro y difícil deporte de los puños” sufrió un impase más que llamativo, yo diría un letargo que incluso casi una década y media a dos para que el Pablo Zorrilla de Sociedad Española y o el Palacio de los Deportes “José María Gatica” de Villa Mercedes volvieran a vestirse con sus mejores galas para recibir a un puñado de voluntades que en el día de mañana “quieren ser boxea-dores”. Y está bien. El inicio del nuevo siglo ha despertado enormes expectativas e interrogantes. Se suman las voluntades de un sin fin de amateur que muchas veces ven sus sueños frustrados por la falta de gimnasios o por la falta de elementos para la práctica activa. La masa de amateur o principiantes obliga, “papeleta en mano” a dar un vuelco en la actividad. Sería necesario que a este sufrido deporte, las autoridades competentes le dediquen un espacio, más tiempo, atención que alguien idóneo en el tema, opine, diga, comente, comunique a sus superiores y por sobre todas las cosas, apoyo y difusión, materia prima hay… y de la buena. El boxeo es básicamente el deporte de los pobres de los des-poseídos, de los que no tienen nada, de los que más necesitan donde muchos chicos apuestan al poder de sus puños para salir del estado en que se encuentran que generalmente es de abandono decidía, pobreza y marginalidad. Así fue, es y será porque es el deporte de los que más necesitan. Durante los siglos XVII y XIX, la motivación para las peleas de boxeo era el dinero, mientras los peleadores competían por el premio, los promotores controlaban las entradas, y los especta-dores apostaban al resultado. El movimiento moderno olímpico reavivó el interés por el deporte aficionado, y el boxeo aficionado se convirtió en un deporte olímpico en 1904. En la forma actual, peleas olímpicas y otras peleas aficionadas son típicamente limitadas a tres o cuatro asaltos, el marcador es computado por puntos basados en la cantidad de golpes limpios que hayan aterrizado sin importar el impacto, y los peleadores visten equipo de protección de la cabeza, reduciendo el número de heridas, derribes y nocauts. El boxeo profesional se mantiene, por mucho, como la forma más popular del deporte globalmente, aunque el boxeo aficionado es predominante en Cuba y en algunas antiguas repúblicas soviéticas. Para la mayoría de peleadores, una carrera aficionada, especialmente en los Juegos Olímpicos, ayuda a desarrollar las habilidades y ganar experiencia en preparación para una carrera profesional. Muchas veces se han visto a decenas de pibes pugnando por entrar a un gimnasio en busca de querer aprender boxeo, muchas veces recibieron el lapidario ¡no! y no es porque los que conducen los gimnasios no quieran es por-que no tiene los elementos y la capacidad de absorción de personas (niños). Muchas veces me he pregunta-do ¿no será que vienen en busca de ayuda para salir del estado en que se encuentran? Todavía hoy no encuentro la respuesta. ¿O sí? San Luis tiene varios gimnasios o escuelas de boxeo: “Los Barreras” de José Barrera e hijos, Sueños de Campeones” de Carlos Raúl Guzmán, Gladiadores Box en Sociedad Española de Daniel Carriqueo, Adrián Soria en el “Guay-Curú”. La escuelita de boxeo de Héctor Muñoz, el gimnasio “Eva Perón” de Sergio “Escopeta” Medina. En Villa Mercedes apareció la escuelita de Luis Modesto Jofré que se suma al empuje de un conocido por todos; Ricardo Magnani. Este núcleo de amateurs, donde se encuentran; Soledad Frías, la campeona provincial Milena Lu-cero y Agostina “La Guachita” Candia, en el boxeo femenino. Se suman las profesionales Natalia Pilar Burga, una salteña radica-da en San Luis y Yohnan Belén Alfonzo, de reciente debut, en el campo rentado. Kevin Agonece, Alexis Alessio, Marcos Pansa, Federico Coronel, Daniel Escudero, Ramiro Castro, Carlos Flores, los profesionales José Arman-do Barrera, Emiliano Guzmán Molina, Marcelo González, el siempre vigente Sebastián “El Tigre” Campusano, son algunos de los encargados de levantar las banderas del boxeo provincial, y por último Marco “El Flaco” Aumada, campeón argentino de novicios mayores, (que estaría a punto de dejar el amauterismo e ingresar en el profesionalismo) están marcado o indicando que un movimiento positivo hay, que el boxeo está vivo y necesita oxígeno para continuar subsistiendo. Las estadísticas indican que en el año 2009, hubo actividad todo el año y en lo que va del presente el movimiento continúa en los dos puntos más neurálgicos de San Luis. La salida de boxeado-res sanluiseños a otros puntos del país, especialmente Córdoba, están indicando que el rumbo no es el equivocado. Que los chicos de San Luis se están haciendo notar.
Y no es mentira, los viajes son continuos y parecería que se abre una nueva plaza boxística; la de Entre Ríos donde varios de nuestro púgiles hicieron sus presentaciones. Hubo boxeadores locales que con distinta suerte se presentaron en tierras cordobesas y pampeanas, los promotores de esas provincias han visto que el trabajo de aquéllos que impulsan el boxeo sanluiseño no es de menor valía, todo lo contrario, por eso es común ver que armen sus bultos y viajen lleno de esperanzas. La falta de certámenes barriales es uno de los factores a re-solver, mucho futuro no se avisora por las condiciones antes enumeradas y porque la Federación Sanluiseña de Box no cuenta con los elementos necesarios a tal fin, se habla de la falta de lugares o estadios), coquillas, cabezales, guantes, calzado, ropa de entrenamientos, sogas, bolsas, puching-balls, los cielos y tierra, ni hablar de alimentos, vitaminas, suplementos dietarios, etc., etc. Otros aducen que la condiciones económicas no están dadas. Algunos aseguran que el boxeo amateurs es un negocio difícil de entender donde unos pocos se aprovechan. ¿Será así? Vaya uno a saber. La suerte está echada para muchos, algunos seguramente por uno u otro motivo quedarán en el camino; la falta de continuidad, muchas veces por la falta de una alimentación adecuada o porque tienen que cumplir tareas labora-les para mantenerse los aleje de los rings, pero siempre habrá al guíen que se calce los guantes y se atreva a cruzar las dos cuerdas para quedar más solo que el uno en un rincón sin importar el color. Mostrarán fiereza en su rostro, marcando sus músculos embadurna-dos en aceite para impresionar más, chocará sus guantes como diciendo ¡aquí estoy! Y levantará sus brazos cuando el presentador anuncie su nombre, y de las populares baje el aplauso, los coros, el papel picado y las serpentinas serán historia cuando la campana anuncie que la pelea ha comenzado. Será cara o seca. Será uno u otro. El boxeo no está muerto. Vive y ojalá que se siga manteniendo para que siga creciendo. Pero está faltando el espaldarazo final, aquél que marque la diferencia, aquél que pegue el golpe de nocaut, el que ayude a terminar de levantar un deporte que crece día a día.

Fuente Johnny Diaz

Natalia del Pilar Burga



Natalia del Pilar Burga nació en la ciudad de Rosario de la Frontera, en la provincia de Salta, y ha-ce más de 10 años que cambió de provincia y se instaló en tierras puntanas.
Natalia es hija de Josefina Sierra, que falleció a los 48 años, y de Edgar Burgas de 61, que en estos momentos se encuentra pasando por un delicado estado de salud. Tiene tres hermanos: Mauro, Arnaldo y Valeria. Natalia dice que “boxeaba y entrenaba desde los ocho años en el club de la Municipalidad, me entrenaba mi tío Juan "El Mataco" García (le dicen porque es descendiente de indígenas). Mi debut fue contra Isabel Moreno, en el Delby: un club de la zona. Ahí tenía 14 años y pesaba 50 kilos".Aprovecho para preguntarle cuántas peleas como aficionada tiene. Ella responde: “No sé como hice, pero tengo 57, y he perdido tres. Una frente a Joana ‘La Gringa’ Alfonso, de Villa Mercedes, y la otra con Alejandra Oliveras en Laboulaye, donde mi segundo era Adrián Soria. Esa noche me felicitó Rodrigo ‘La Hiena’ Barrios, por mi actuación. Ese fue el único halago que tuve. Después le gané a Jessica Bop, en el Campeonato Argentino de Aficionados. La enfrenté en semifinales, y la tiré en el segundo round. La esperaron como 20 segundos, y el árbitro le permitió todo, me ganó por poco”.


 

Fuente: Johnny Diaz

El “Tigre” Campusano




















Sebastian Campusano, otro de tantos boxeadores que tuvo que luchar fuera y dentro del cuadrilátero. El “Tigre” Campusano es uno de esos boxeadores que pocas veces se encuentran en la vida, suma 19 peleas profesionales de las cuales perdió 18 por puntos, tiene un solo triunfo por K.O, nunca cayo derrotado antes de la cuenta y siempre es convocado por su preserverancia y su boxeo. Poco apegado al entrenamiento todavía busca un lugar en el difícil mundo de boxeo, ese que es uno de los mas duros, como el, y no quiere ser uno mas y que desea lo mejor para su familia.

Fuente: Johnny Diaz 

Gimnasio Guaycuru, testigo de grandes peleas.

Entrevista a Adrian Soria (profesor de boxeo en Guaycuru Box)

jueves, 30 de junio de 2011

“Come Clavos” Herrera

Podría decirse que Miguel Angel Herrera nació para pegarle piñas a la vida, podría decirse que nació para ser un renegado, un trotamundo, un peleador o un fajador en los caminos de la vida. Podrían decirse tantas cosas de él que serían innumerables. Pero por sobretodas las cosas no come clavos como es su sobrenombre.
Come "Clavos” Herrera tiene una gran particularidad; le peleó de igual a igual al mendocino Pascual Pérez y alguna vez estuvo en el ranking nacional de los gallos junto a Ernesto Miranda (que era el campeón argentino) y Salustiano Suárez. Otros puntanos sobresalientes en el duro y difícil deporte de los puños.
Y de eso se trata esta historia de un hombre que nació para pelearle a la vida y donde tuvo que poner mucho de sí mismo para ganarse el respeto en donde estuviera,abajo o arriba del ring.
La primera vez que se subió a un ring fue tan sólo después de una semana de entrenamiento para medirse con el mendocino Rubén Camargo a quien le ganó por puntos, luego perdederia el invicto como amateur en la pelea contra Salustiano Suárez -otro grande del boxeo sanluiseño-.
“Nada era fácil, yo entrenaba todos los días hasta que un día, después de perder con Salustiano le dije a Molina (su entrenador); “Llevo más de 20 peleas como amateur, si no soy profesional, no peleo más…”. “El Chiñe” Molina, que de boxeo sabía un montón, -dicen- le contestó; “… Vos entrená… que te voy a llevar de gira por el norte del país…” Yo me entrenaba todos los días, pasó un año y no pasó nada… me sentía mal… seguía entrenado, en las mañanas hachando árboles en un campo donde mi padrastro era encargado y en la tarde en el gimnasio”.
Hace un alto en el relato como para tomar aire y prender un 43/70 y señala.
“Un día, estaba tomando mate en un rancho y se acercó mi padrastro y me dijo que me buscaban, era Molina que venía para llevarme a Tucumán”.
Cómo fue aquel viaje le pregunté: “No tenía nada…Molina me compró una valija y un bolso en casa Vulcain (hoy Ribeiro) y un traje en una sastrería de la calle Rivadavia. Recuerdo que cuando me estaban vendando antes de la pelea, un grupo de tucumanos se acercó y nos dijeron "cinco mil a mil que no pasás el cuarto round", yo le contesté me podrá ganar pero no me va a noquear, y le gané por puntos. ¡Ja! Y esboza una sonrisa sobradora.
Peleé con los mejores del país incluso estuve en Chile donde me medí con Germán Pardo y también en Paraguay donde hice guantes con “Kid Pascualito”.
“Mi carrera no fue extensa, empecé a los 18 y dejé de pelear a los 24 años, hice plata pero así también la gasté, siempre tenía a mi lado a un montón de gente que había pasado privaciones como yo y cuando podíamos nos dábamos los gustos, siempre con uno de mis hermanos menor y mis amigos nos íbamos a la casa de Victoria Cuello, en avenida Ejército de los Andes entre Los Inmigrantes y Caseros y también cuando se mudó al lado de la cárcel vieja, juntábamos las mesas para tomar cervezas, y nos divertíamos hasta el final.
¿Como se le da la posibilidad de pelear con Pascual Pérez? “Le cuento –me dice- un día, Ernesto Miranda llegó a mi casa acompañado por su hermano Carlos, para ofrecerme la pelea, habló con mi esposa que le dijo que estaba en el bar de los Reta, me ofrecieron 13 mil pesos, yo les contesté que por esa plata los peleaba a todos juntos, se imagina, casado, con hijos y sin trabajo fijo, sólo hacía changas en la fábrica de mosaicos de hermano en la Caseros. Me preparé como nunca, hicimos diez round bastantes buenos, el público decía que por lo menos merecía un empate. Fue mi mejor bolsa. Más tarde, el 26 de noviembre de 1954, Pérez entró en la historia: obtuvo el campeonato mundial mosca al vencer por puntos al japonés Yoshio Shirai, tras 15 rounds en el estadio Korakuen, de la ciudad de Tokio.
“Al tiempo volví, me quería retirar, estuve parado un tiempo hasta que un día sale la posibilidad de pelear por el título argentino de los moscas en Justo Daract o en esa zona, Juan Sibona me entrenó como nunca, estaba hecho un violín”.
“Pero mire qué mala suerte que tuve me dice señalándome con el dedo que mueve de arriba hacia abajo, me pasó algo que nunca imaginé, no estaba en los planes de nadie, ya tenía un hijo de seis meses, Oscarcito, tenía todo listo para pelear, pero mi hijo se enfermó muy mal, lo llevamos al hospital, lo medicaron
y me dijeron que volviera al otro día, esa noche el pibe se nos murió, ese fue mi final, en el cajoncito, puse mis guantes, mi bata, mi pantalón y dije que nunca más iba a volver a pelear. Y así fue”. Sus ojos se entrecierran con tristeza, sus puños se cierran al tiempo que su voz parecer quebrarse. “Come Clavos” está groggy, sus sentimientos afloran a flor de piel, el recuerdo parece que obliga a la cuenta de protección. Se rehace como puede y se queda mirándome. Fue un momento. Pareciera que sus 71 años le pesaran cuando recuerda el momento.
Pero don Miguel, acostumbrado a los golpes que da la vida, mueve en silencio los labios. Está consternado.

Fuente. Johnny Díaz

El Flaco Aumada

El sanluiseño busca su futuro en el boxeo. Su padre, que está privado de la libertad, es su mentor y uno de sus guías.
“Hoy cuando tengo 22 años, quiero abrirme un futuro dentro del boxeo”, Dijo Marcos Antonio “El Flaco” Aumada, un novel boxeador sanluiseño que acapara todas las miradas del entorno boxístico provincial y que aspira a llegar a los planos nacionales en un plazo no muy lejano.
Y no es para menos, dueño de un físico privilegiado y una altura que mete miedo, suma nueve peleas en el campo amateur y ya ostenta dos títulos en la categoría súper medianos, uno provincial que logro en Sociedad Española venciendo a Gerardo Vieses de la escuela “Sueños de Campeones” y la faja nacional después que participo en el Campeonato Argentino de Novicios Mayores alcanzando el máximo galardón después de vencer a Yamil Peralta, integrante de la selección nacional y pupilo del experimentado Saverio Fuentes.
Así con total sinceridad y humildad, “El Flaco” se mostró a poco de bajar del ómnibus que lo traslado desde Concordia a San Luis.
Este joven boxeador que se ha ido ganando el cariño del publico, el respeto de sus adversarios y el reconocimiento de quienes gustan y disfrutan del boxeo, esta aportando mucho para esta nueva etapa que vive el boxeo sanluiseño y “El Flaco” sueña con los ojos abiertos y los pies sobre la tierra.

Fuente. Johnny Díaz

Pirincho Massi


El puntano que le gano a Monzón

Con la actual situación del país, cada vez habrá más boxeadores. A más hambre, más boxeadores”, dijo alguna vez Alberto del Carmen “Pirincho” Massi, ex boxeador profesional nacido en Concarán, provincia de San Luis. Radicado desde siempre en la ciudad de Río Cuarto, en Córdoba.
¿Pero quién es “Pirincho” Massi? la historia dice que años atrás fue un eximio boxeador y que entre sus vencidos tiene al mismísimo
Carlos Monzón, convirtiéndose en uno de los tres púgiles que le ganó –en este país- antes que el santafesino consiguiera ochenta combates consecutivos sin conocer la derrota (71 triunfos y 9 empates)
hasta que un 30 de julio de 1979, y después de retener los títulos
unificados de los plumas de la Asociación Mundial de Boxeo y del Consejo, frente al colombiano Rodrigo Valdés, en Montecarlo, anunciaba su retiro definitivo del ring.
En aquellos momentos, Carlos Monzón tenía unos 22 años y recién
estaba dando sus primeros pasos en el boxeo profesional y su derrota frente a Massi, tras una pelea durísima y pareja, se sumaba a la que había sufrido frente a Antonio Aguilar en el Luna Park el 28 de agosto de 1963. Otra fue en Brasil, el 28 de junio de 1964 frente a Felipe Cambeiro, por tres caídas de un púgil con un físico todavía no estabilizado, y después de un viaje apurado.
Pero para su entrenador Amicar Brusa eso pasaba a segundo plano.
Lo que buscaban para el santafesino era adquirir protagonismo
y aliviar su pésima situación económica. Ese hecho lo llevó a combatir en 22 oportunidades entre 1963 y 1964.
“Pirincho” tenía 18 años y subía al ring, aquel 9 de octubre de 1964, por segunda vez como profesional. En su primera presentación le había ganado en Río Cuarto a Carlos Morán Quevedo y sin querer comenzaba a entrar en la historia grande del boxeo argentino, se le abrieron nuevos horizontes y miles de posibilidades. Hasta tuvo la oportunidad de viajar a Italia, pero afincado a sus convicciones optó por decir que no.

Fuente. Johnny Díaz